Las historias más locas de comida de Empresa de Navidad

Aaaah la anual fiesta de Navidad de la empresa… Este momento especial cuando todas las locuras están permitidas. ¿Todas? En la medida de lo razonable…

Estos trabajadores, sin embargo, «se han pasado». Y porque no todo es trabajo, te contamos algunas de las historias más locas sobre la fiesta de Navidad de la empresa:

El error de juventud

«La primera fiesta «seria» que tuve fue en una bolera del centro. Todo el equipo salió a las 15h para empezar la fiesta. Dudaba un poco de sí aprovechar de la barra libre, sólo tenía 22 años y llevaba dos meses en el trabajo. Mi compañero, 10 años mayor, me retó a chupitos. Solo diré que no me acuerdo de nada excepto de estar bailando encima de la mesa, quitándome la cintura devolviendo los chupitos de tequila«

«Lo siguiente que recuerdo es despertarme en mi piso. Al parecer, dos de mis compañeros me llevaron a un taxi y llamaron a la puerta y me dejaron en mi cama. Me sentía humillado y pasé la semana entera en estado de pánico, pensando que me iban a despedir el Lunes.»

«Sin embargo, cuando volví al trabajo, nada malo pasó. Mis compañeros los más cercanos sólo se rieron de mí. El director financiero se me acercó y me dijo «Hola! ¡Parece que te lo has pasado muy bien en la fiesta… ¡A ver que pasará el año que viene!»

Al parecer, la única persona preocupada por mi comportamiento era… yo

Maggie, ejecutiva de cuentas

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La apestosa silenciosa

«Trabajo en una galería de arte muy exclusiva y por esta razón, mis compañeros son muy sofisticados. El año pasado, nuestra fiesta de Navidad fue en un restaurante exclusivo de Nueva York y nos sirvieron mucha comida deliciosa: trufas, risotto, foie, etc. No tengo el placer de comer este tipo de lujos, entonces me volví un poco loca y comí excesivamente.»

«Pero, tonta de mí, se me olvidó que había el baile después. Entonces, tenía que bailar con el estomago lleno. Estaba bailando con algunos de mis compañeros cuando, de repente, me tiré un pedo silencioso pero con un olor horroroso. Era evidente que era yo, no sólo porque me volví completamente roja, sino porque el olor venía exactamente de mí. No dije nada y se fueron de la zona como si no había pasado nada. No les pude mirar en los ojos durante semanas e incluso a día de hoy, me siento vergonzosa de lo que pasó»

Alicia, Diseñadora

¿Y tú, tienes alguna historia que contar? ¡Compártela en los comentarios!

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